miércoles, 19 de septiembre de 2012

Reflexiones

 
EL FIN DEL MUNDO
 
Esto se acaba, después de siglos de profecías, de fechas inexactas calculando el momento, de anunciarnos cataclismos de proporciones bíblicas, de advertirnos de cambios climáticos irreversibles, de localizar un agujero en la capa de ozono de nuestra atmosfera, que a estas alturas será tan grande como el planeta, resulta, que nada de esto lo ha provocado. Que el fin del mundo ha comenzado y ni siquiera nos enviaron una señal. Nada que observar en el cielo. Ninguna aparición mariana advirtiéndonos, ni las mareas nos han sumergido, la tierra no se ha abierto para engullirnos, no se ha desencadenado una guerra nuclear. ¿Entonces?, ¿dónde está el fin del mundo?.

El fin del mundo que estamos viviendo, que paradoja acabo de escribir, ha sido diseñado desde hace mucho tiempo atrás, no es accidental, obedece fielmente a un procedimiento creado con el único propósito de someter a la mayoría de ciudadanos europeos hoy, y mañana al resto del mundo, su nombre es CRISIS. Ya antaño se hicieron ensayos provocando golpes de estados, guerras, etc., para aquellas personas que lo sufrieron en su propia piel y perdieron todo lo que tenían, muchos hubieran deseado morir a vivir de la forma en que fueron sometidos. Fue el fin de sus ilusiones, sus deseos, sus libertades, fue el fin de sus mundos.

A este fin del mundo me estoy refiriendo. En Europa, la mayoría de los países que la integran son democráticos, los ciudadanos cada cierto periodo de tiempo eligen a sus representantes políticos en las urnas. Los candidatos que se presentan lo hacen con un programa electoral en nombre de su partido y que tiene como base una ideología, de izquierda, derecha, centro, etc. En España, país integrante de esta Unión Europea, el método es el mismo y cada cuatro años elegimos representantes. Cada cuatro años que finaliza la legislatura comprobamos que casi nada ha cambiado, y que cada vez nos encontramos más distantes del político que nos representa, la ideología que ellos personifican desaparece cuando aprueban medidas, leyes, recortes que no comulgan con ella. Con este contexto, una gran parte de la ciudadanía se sumerge en la confusión, la ira, el desencanto.

Ya no hablamos de ideologías políticas, solo de ERES, de PRIMA DE RIESGO, de RESCATE, de CRISIS. El discurso político (ideológico) hace unos años que ha desaparecido de escena. Ahora se impone otro tipo de discurso, el de la distorsión, el del sacrificio selectivo, el de la falsedad.

Se ha implantado el miedo a la pérdida de nuestros hogares, de nuestros empleos, del poder adquisitivo que nunca tuvimos. Posteriormente se ha decretado el silencio, protestar es cada vez más difícil, se impide el acceso a ciertos espacios públicos para manifestarse, como puede un trabajador/a cualquiera, al que se le ha reducido el sueldo pero le han subido los impuestos, la hipoteca, los suministros agua, luz, etc., acudir a una manifestación con el descuento que ello supone en su sueldo si su vida está hipotecada. Nos han amedrentado, manipulado y estamos a un paso de la tiranía.
Hubo un tiempo en el que en nombre de la cruz y lo que ello simbolizaba se hizo desaparecer a pueblos y culturas, se justificaron los crímenes cometidos, solo por el deseo de imponer un dogma distinto de la que estas personas tenían, a este hecho se le conoce en los libros de historia con el nombre de LAS CRUZADAS.

Hoy, se le conoce con otro nombre: CRISIS. Todo en nombre de la crisis esta justificado, la perdida de derechos, la perdida de libertades, la perdida de la educación, la perdida de la dignidad.

Sí, verdaderamente este el fin del mundo, el fin del mundo como individuo, como colectivo, como libres pensadores.

¿Y lo vamos a consentir?

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