domingo, 30 de septiembre de 2012

Reflexiones

 
AUSENCIAS Y SILENCIOS.
 
En estas últimas semanas del mes de septiembre el presidente de España, el Sr. Rajoy    pronunció en la Americas Society/Council of the Americas el siguiente mensaje: "Quiero reconocer a aquellas personas que pese a que no se manifiestan en las calles, que pese a que sufren y tienen dificultades enormes, están trabajando arduamente para salir de la crisis", dijo Rajoy. "Aquellas personas que no protestan están a la altura de las circunstancias. Creo que todos los sectores, incluyendo el gobierno, los medios de comunicación y el sindicato debemos estar a la altura de toda la sociedad española". Nueva York 27/09/2012.
Ausencias. Silencio. Son dos palabras que van ligadas con el contenido del "mensaje". Estas palabras resumen a la perfección lo que el sistema pretende hacer de nosotros los ciudadanos o individuos. Personas que caminan silenciosamente en un entorno injusto, hostil, opresor . Sin oponerse porque el sistema es nuestro tutor, él vela por nuestra seguridad y hay que aceptar sin rechistar los sacrificios que te requieran, porque realmente, nosotros, los ciudadanos, somos los culpables y debemos pagar por ello. Someterse al castigo es lo que diferencia al ciudadano ejemplar del que no lo es.
De todo lo expuesto según el Presidente del gobierno podemos llegar a la conclusión de que el individuo que no se manifiesta o el que guarda silencio, lo hace porque no tiene nada que decir y está a favor de lo que está ocurriendo .
Por esta misma regla el que no contribuye con la campaña del Cáncer significaría que está a favor, el que no se vaya a una manifestación contra el terrorismo viene a decir que apoya al mismo, y así sucesivamente podríamos hallar ejemplos para el tema en cuestión.
Lamentablemente muchos ciudadanos no se pueden manifestar porque el sistema ha introducido una "tasa" al derecho de manifestación. Al asalariado que hoy más que nunca se encuentra en condiciones laborales adversas, asistir a este acto le representaría un reducción en su salario, y para subsistir depende de la integridad de su mensualidad.
También otro factor influyente es la ubicación de esta manifestación, no todos se pueden desplazar a largas distancias.
Y existe, por supuesto, ciudadanos que simplemente no quieren participar.
El silencio frente a la injusticia, no significa que la ratifique.
La ausencia en un acto, no representa que estés en contra del mismo. 
Es repugnante la manipulación y tergiversación de todo lo que está aconteciendo en este estado de "CRISIS", como nos bombardean continuamente con la desinformación en la mayoría de medios de comunicación oficiales, dirigiéndonos la forma de pensar y los actos que debemos de efectuar, como títeres.
Es por ello que el sistema solo reconoce a los callados, a los ausentes, en una palabra a los que se someten sin más. No quieren pensadores, intelectuales, solo desean vasallos agrupados con un distintivo incorpóreo pero evidente y que señala en mayúsculas la palabra ESCLAVOS. 
Y me temo que en la época en que vivimos no surgirá ningún Espartaco para liberarnos de nuestras cadenas. En el tiempo que nos ha tocado vivir, solo los recortados, los desahuciados, los desempleados, los trabajadores, es decir la sociedad civil en su conjunto puede iniciar el cambio que necesitamos. Cuando cada uno de nosotros tomemos consciencia de que todos nos encontramos en el punto de mira y el próximo objetivo puede ser uno mismo, es cuando comenzará el cambio. Sin violencia. Sin armas. Sin gritos. Pero con firmeza y diciendo todos al unísono: NO ¡BASTA YA!.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Reflexiones

 
EL FIN DEL MUNDO
 
Esto se acaba, después de siglos de profecías, de fechas inexactas calculando el momento, de anunciarnos cataclismos de proporciones bíblicas, de advertirnos de cambios climáticos irreversibles, de localizar un agujero en la capa de ozono de nuestra atmosfera, que a estas alturas será tan grande como el planeta, resulta, que nada de esto lo ha provocado. Que el fin del mundo ha comenzado y ni siquiera nos enviaron una señal. Nada que observar en el cielo. Ninguna aparición mariana advirtiéndonos, ni las mareas nos han sumergido, la tierra no se ha abierto para engullirnos, no se ha desencadenado una guerra nuclear. ¿Entonces?, ¿dónde está el fin del mundo?.

El fin del mundo que estamos viviendo, que paradoja acabo de escribir, ha sido diseñado desde hace mucho tiempo atrás, no es accidental, obedece fielmente a un procedimiento creado con el único propósito de someter a la mayoría de ciudadanos europeos hoy, y mañana al resto del mundo, su nombre es CRISIS. Ya antaño se hicieron ensayos provocando golpes de estados, guerras, etc., para aquellas personas que lo sufrieron en su propia piel y perdieron todo lo que tenían, muchos hubieran deseado morir a vivir de la forma en que fueron sometidos. Fue el fin de sus ilusiones, sus deseos, sus libertades, fue el fin de sus mundos.

A este fin del mundo me estoy refiriendo. En Europa, la mayoría de los países que la integran son democráticos, los ciudadanos cada cierto periodo de tiempo eligen a sus representantes políticos en las urnas. Los candidatos que se presentan lo hacen con un programa electoral en nombre de su partido y que tiene como base una ideología, de izquierda, derecha, centro, etc. En España, país integrante de esta Unión Europea, el método es el mismo y cada cuatro años elegimos representantes. Cada cuatro años que finaliza la legislatura comprobamos que casi nada ha cambiado, y que cada vez nos encontramos más distantes del político que nos representa, la ideología que ellos personifican desaparece cuando aprueban medidas, leyes, recortes que no comulgan con ella. Con este contexto, una gran parte de la ciudadanía se sumerge en la confusión, la ira, el desencanto.

Ya no hablamos de ideologías políticas, solo de ERES, de PRIMA DE RIESGO, de RESCATE, de CRISIS. El discurso político (ideológico) hace unos años que ha desaparecido de escena. Ahora se impone otro tipo de discurso, el de la distorsión, el del sacrificio selectivo, el de la falsedad.

Se ha implantado el miedo a la pérdida de nuestros hogares, de nuestros empleos, del poder adquisitivo que nunca tuvimos. Posteriormente se ha decretado el silencio, protestar es cada vez más difícil, se impide el acceso a ciertos espacios públicos para manifestarse, como puede un trabajador/a cualquiera, al que se le ha reducido el sueldo pero le han subido los impuestos, la hipoteca, los suministros agua, luz, etc., acudir a una manifestación con el descuento que ello supone en su sueldo si su vida está hipotecada. Nos han amedrentado, manipulado y estamos a un paso de la tiranía.
Hubo un tiempo en el que en nombre de la cruz y lo que ello simbolizaba se hizo desaparecer a pueblos y culturas, se justificaron los crímenes cometidos, solo por el deseo de imponer un dogma distinto de la que estas personas tenían, a este hecho se le conoce en los libros de historia con el nombre de LAS CRUZADAS.

Hoy, se le conoce con otro nombre: CRISIS. Todo en nombre de la crisis esta justificado, la perdida de derechos, la perdida de libertades, la perdida de la educación, la perdida de la dignidad.

Sí, verdaderamente este el fin del mundo, el fin del mundo como individuo, como colectivo, como libres pensadores.

¿Y lo vamos a consentir?

jueves, 13 de septiembre de 2012

Nubes


Reflexiones


Lo que NO está pasando
 
Somos conscientes de que en cuestión de meses los representantes políticos elegidos en las urnas por mayoría, han suprimido prácticamente la totalidad de los derechos laborales para los trabajadores por cuenta ajena, para que nos entendamos, el que cobra una nómina mensualmente y está sujeto a un contrato laboral. Derechos, por los que se lucharon activamente en el pasado con sudor y sangre.

El acceso a la cultura ha sido tasado, de manera que solo el que posea capacidad económica suficiente para abonar el pago requerido podrá recibirla. Este hecho provocará la exclusión casi de forma automática de una inmensa mayoría de jóvenes para matricularse en la Universidad y hacer una carrera.

En materia sanitaria, el panorama no puede ser más desolador. Se pretende mutualizar, es decir pagar un añadido por consulta, hospitalización, intervención, receta, etc. Disolviendo con esta medida la línea que existía entre lo privado y lo público en el ámbito sanitario.

En el tema de los impuestos, el gobierno decide elevar el IVA, un impuesto indirecto que grava casi la totalidad de productos de consumo,  escolares, etc.

Por la otra parte nos incrementan el IRPF, este es un impuesto personal y directo que pagamos los ciudadanos por nuestros ingresos personales, por lo que merma nuestro poder adquisitivo reduciendo de esta forma nuestra capacidad de consumo.

Las "razones" de que todas estas medidas (existen más pero estas son las que directamente nos afectara a corto plazo) se tengan que aplicar, según el sistema,  es que son necesarias  para salir de esta crisis en la que nos hallamos inmersos.

Tenemos las medidas, las ¿soluciones?, y ahora llegamos al punto álgido de la cuestión, los culpables. El poder ha diseñado desde hace mucho más tiempo del imaginado la estrategia del enfrentamiento entre nosotros consiguiendo desviar la mirada de los verdaderos culpables. El aparato propagandístico del sistema apoyado en los medios de comunicación visuales, como la televisión,  por el medio escrito, la prensa, o por medios auditivos, la radio, han convencido de que los culpables son los emigrantes, los funcionarios, los sin papeles, los parados, internet, las autonomías...

 Y funciona, una gran mayoría han quedado convencidos y piensan que son ellos los culpables.

¿Cuál sería el paso siguiente si tenemos identificados a los culpables? Ir a por ellos.

A los emigrantes que han ocupado puestos de trabajos que en este país nadie quería y se cobraba poco hay que expulsarlos.

A los funcionarios reducirles sus sueldos, eliminarles una paga extra, etc.

A los sin papeles... 

A los parados quitarles su prestación sin tener en cuenta su situación personal y familiar.

Internet, censurarla y pagar por cualquier uso que hagamos del servicio.

Las autonomías hay que hacerlas desaparecer y que todo quede centralizado.

Y ahora es cuando tiene significado el título que encabeza esta reflexión.

Y es que resulta sorprendente que en nuestra sociedad que se halla sumergida en una situación insufrible tanto a nivel económico como a nivel social lo que NO esté pasando es que:

Nadie señale a los verdaderos culpables de la situación actual aún sabiendo y teniendo la constatación de quienes son.

Nadie denuncie que quienes piden austeridad, estén viviendo en la mayor opulencia.

Nadie acuse que quienes aprueban leyes contra el fraude, protejan a las grandes fortunas que son las que provocan el mayor porcentaje de fraude que se produce en este país, o se anuncien amnistías fiscales invitando a estos defraudadores a que declaren pactando la sanción a aplicar, y sin embargo descarguen todo el peso de la ley en los contribuyentes de a pie.

Nadie se acuerde que de este país, por cuestiones políticas y económicas tuvieron que emigrar muchos ciudadanos a otros lugares de este mundo.

¿Nadie deduce que funcionario no sólo es la persona que nos atiende en una ventanilla?.

Funcionario es el médico de familia, el personal sanitario.

Funcionario es el bombero, el policía.

Funcionarios es el maestro.

Nadie denuncie que el político no gobierne con la ideología que en su programa electoral promete y por ello se le vota y solo se ofrezcan a gestionar las exigencias externas, o de los poderes financieros que son realmente los que nos gobiernan.

Nadie exija que solo se identifiquen los partidos políticos con vocales, como partido A, partido B, etc., ¿para qué llamarles izquierda, derecha si solo sirven a un único amo?.

Nadie se pregunte por qué se permite concentrarse en una plaza para celebrar el triunfo de un equipo futbolístico y nieguen el derecho de reunirse para reclamar por nuestros derechos.

Nadie proteste porque se incriminen a ciertas autonomías exigiéndoles un doble sacrificio a las del resto.

Es curioso, pero resulta que la técnica que emplea el sistema sea la misma que la del maltratador, que acaba convenciendo a su víctima de que el daño que le inflige es por su propio bien.

Soy consciente de que quedan muchos puntos que tratar pero esta reflexión se alargaría demasiado, y esos temas quedan emplazados para tratarlos individualmente en próximas reflexiones.

Terminaré con una pregunta : ¿Con este presente, no te da miedo el futuro?