AUSENCIAS Y
SILENCIOS.
Ausencias. Silencio. Son dos palabras que van ligadas con el
contenido del "mensaje". Estas palabras resumen a la perfección lo
que el sistema pretende hacer de nosotros los ciudadanos o individuos. Personas
que caminan silenciosamente en un entorno injusto, hostil, opresor . Sin
oponerse porque el sistema es nuestro tutor, él vela por nuestra seguridad y
hay que aceptar sin rechistar los sacrificios que te requieran, porque
realmente, nosotros, los ciudadanos, somos los culpables y debemos pagar por
ello. Someterse al castigo es lo que diferencia al ciudadano ejemplar del que
no lo es.
De todo lo expuesto según el Presidente del gobierno podemos
llegar a la conclusión de que el individuo que no se manifiesta o el que guarda
silencio, lo hace porque no tiene nada que decir y está a favor de lo que está ocurriendo
.
Por esta misma regla el que no contribuye con la campaña del
Cáncer significaría que está a favor, el que no se vaya a una manifestación
contra el terrorismo viene a decir que apoya al mismo, y así sucesivamente
podríamos hallar ejemplos para el tema en cuestión.
Lamentablemente muchos ciudadanos no se pueden manifestar porque
el sistema ha introducido una "tasa" al derecho de manifestación. Al
asalariado que hoy más que nunca se encuentra en condiciones laborales
adversas, asistir a este acto le representaría un reducción en su salario, y
para subsistir depende de la integridad de su mensualidad.
También otro factor influyente es la ubicación de esta
manifestación, no todos se pueden desplazar a largas distancias.
Y existe, por supuesto, ciudadanos que simplemente no
quieren participar.
El silencio frente a la injusticia, no significa que la
ratifique.
La ausencia en un acto, no representa que estés en contra
del mismo.
Es repugnante la manipulación y tergiversación de todo lo
que está aconteciendo en este estado de "CRISIS", como nos bombardean
continuamente con la desinformación en la mayoría de medios de comunicación
oficiales, dirigiéndonos la forma de pensar y los actos que debemos de efectuar,
como títeres.
Es por ello que el sistema solo reconoce a los callados, a
los ausentes, en una palabra a los que se someten sin más. No quieren
pensadores, intelectuales, solo desean vasallos agrupados con un distintivo
incorpóreo pero evidente y que señala en mayúsculas la palabra ESCLAVOS.
Y me temo que en la época en que vivimos no surgirá ningún
Espartaco para liberarnos de nuestras cadenas. En el tiempo que nos ha tocado
vivir, solo los recortados, los desahuciados, los desempleados, los
trabajadores, es decir la sociedad civil en su conjunto puede iniciar el cambio
que necesitamos. Cuando cada uno de nosotros tomemos consciencia de que todos
nos encontramos en el punto de mira y el próximo objetivo puede ser uno mismo,
es cuando comenzará el cambio. Sin violencia. Sin armas. Sin gritos. Pero con
firmeza y diciendo todos al unísono: NO ¡BASTA YA!.